16/02/2019
¡Buenos días!
En este post me gustaría compartir mi experiencia en el proyecto de telecolaboración y en el e-learning. Cómo sabéis este es mi primero proyecto de este tipo, por lo que desconocía completamente qué eran exactamente estos proyectos y cómo se llevaban a cabo. Después de introducirme al mundo de la telecolaboración puedo decir que está siendo una experiencia muy positiva, puesto que me he dado cuenta de que la distancia no es, en absoluto, un obstáculo.
De hecho, gracias a los avances tecnológicos, como los ordenadores, internet y numerosas aplicaciones que nos permiten acceder rápidamente a la red y poder ser usuarios activos de ella, hoy podemos realizar este tipo de proyectos que unen y conectan a miles de personas de diferentes partes del mundo que pueden aportarse conocimiento mutuamente, sin que la distancia que las separa sea un problema.
A lo largo de estas semanas desde el inicio del proyecto he podido reflexionar sobre mi percepción anterior y la actual sobre el tema. Antes de empezar con este reto sentía que las desventajas de la distancia tenían mucho peso. Es decir, que el aprendizaje en línea, a distancia o en entornos virtuales no era el mismo el que presencial. Siempre he sido bastante reacia a los estudios en línea, puesto que, en mi opinión, el aprendizaje no es tan exitoso y al no tener a una figura física que te enseña los contenidos el proceso es mucho más duro para el estudiante, que está solo o, al menos, esta es la sensación que puede llegar a tener, lo que puede afectar a su motivación y disminuir la efectividad de su aprendizaje.
No obstante, gracias a este proyecto he podido ver un poco más allá y apreciar más las ventajas que tiene este tipo de aprendizaje. En mi opinión, sigo creyendo que el aprendizaje con un profesor físico en un aula es dónde personalmente me siento más cómoda y con lo que puedo aprovechar al máximo mi proceso de aprendizaje, aunque sí que es cierto que mi percepción negativa sobre el aprendizaje en línea se ha suavizado notoriamente.
Quizás al haber formado parte de varias interacciones profesora-alumna en línea y ver en mis propias carnes una pequeña muestra del desarrollo del aprendizaje en este entorno digital por parte de la alumna me ha permitido verlo con otros ojos.
Durante las vídeollamadas con la estudiante de español me he encontrado en situaciones que coinciden con las que se encuentra cualquier profesor presencial, por ejemplo correcciones, desconocimiento de vocabulario, dificultad para pronunciar alguna palabra, incomprensión del mensaje, entre otras. En estos casos, creo que al haber realizado un vídeo me ha facilitado mucho algunas de las explicaciones, puesto que la ayuda del lenguaje no verbal o poder mostrar fotografías o capturas de pantalla que aclararan los posibles errores o malentendidos ha sido un recurso muy potente.
Además, el hecho de poder ver la alumna permite una relación mucho más cercana y parecida en cierto modo a la que podría tener un profesor en un aula, puesto que no hablamos con una persona desconocida por completo, sino que la interacción con alguien que podemos ver a través de la cámara es mucho más real, espontánea y da lugar a situaciones que favorecen el aprendizaje, ya sea por preguntas que le surgen al momento a raíz de una de las intervenciones, para practicar la pronunciación, el discurso fluido, elementos pragmáticos, entre muchas otras.
Finalmente, me gustaría proponerme a participar en algún proyecto más de este tipo para que realmente pueda ver todo el potencial que puede llegar a ofrecer el e-learning y no cegarme por mi percepción, ya que quizás para mí no sería la mejor opción para aprender, pero sí lo es para muchos otros alumnos, de modo que como profesora pueda conocer al máximo este nuevo entorno de enseñanza/aprendizaje y sacarle todo el jugo para que la eficacia y el éxito de aprendizaje este garantizado sea cual sea el canal de comunicación.
¡Hasta pronto!
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