26/01/2019
¡Buenos días!
Ayer conocí a Dafina, una estudiante islandesa de español como lengua extranjera en la Háskóli Íslands, junto con quién participo en un proyecto de telecolaboración. En este nuevo proyecto también cuento con la ayuda de María José Calabuig, una compañera de la asignatura de las TIC en didáctica de ELE.
Dafina es una joven islandesa, nacida en Kosovo, que a los cuatro años emigró a Reikiavik con su família. Allí vive desde entonces con sus padres y su hermana. Empezó a estudiar español durante sus estudios de grado en la universidad aunque, ahora, una vez ya terminado el grado ha decidido tomar algunas clases más para perfeccionar la lengua, sobre todo, la fluidez y la expresión escrita, que según ella es lo más difícil.
También comentó que su interés por el español y la cultura hispana viene por las telenovelas, con las que ha aprendido dicha lengua, además de la necesidad de esta lengua para su ámbito profesional: negocios y finanzas, sector en el cual emplea su lengua segunda para comunicarse con los clientes. En relación con este aspecto, Dafina añade que se defiende con su nivel de español, pero que le falta dominar los tecnicismos propios de esta profesión.
Como se comenta anteriormente, ella ha terminado sus estudios universitarios, pero muestra ganas por aprender más y pulir algunos aspectos del español para alcanzar el nivel que desea. Así pues, es significativa su ambición, su motivación y su deseo para mejorar, lo cual es fantástico para aprovechar esta experiencia al máximo y que realmente sea lo más enriquecedora posible.
Y ahora os preguntaréis: ¿cuál fue mi sensación al hablar por primera vez con alguien desconocido, por videollamada y sabiendo que debía grabarla? No deja de ser una situación un poco incómoda al principio, pero la verdad es que ¡fue genial! Dafina es muy simpática y conectamos bien rápidamente. Pudimos hablar sobre temas diversos para conocernos un poco mejor y vimos que teníamos cosas en común, como series y películas que nos gustaban a ambas y de las que comentamos algunas anécdotas divertidas, lo que amenizó esa primera toma de contacto y facilitó que la conversación fluyera con más naturalidad. Gracias también al vídeo previo de presentación y a la tarea de la foto no íbamos tan a ciegas y fue más cómodo, puesto que teníamos una idea de con quién hablaríamos.
Finalmente, el análisis de necesidades que elaboramos conjuntamente con María José ayudó para poder orientar la conversación y que no fuese una situación tan incómoda. Estoy segura de que después de esta primera toma de contacto, un poco más fría por las circunstancias en las que se daba, tanto nosotras como Dafina ¡vamos disfrutar mucho de esta experiencia!
¡Hasta pronto!
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